9789875742949
Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres
Jean-Jacques Rousseau
Editorial: Prometeo Fecha de publicación: 01/09/2008 Páginas: 174Formato: Rústica, 15 x 21,5 cm.
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Iniciadas en el otoño de 1776, LAS ENSOÑACIONES DEL PASEANTE SOLITARIO pueden ser consideradas como el testamento de JEAN-JACQUES ROUSSEAU (1712-1778). El término «ensoñaciones» alude tanto a los estados contemplativos, casi místicos, como a las meditaciones basadas en el raciocinio más riguroso. La traducción de Mauro Armiño ha tomado como referencia el texto definitivamente fijado tras décadas de investigaciones eruditas; el prólogo y las notas aclaran los principales problemas de interpretación del manuscrito. El volumen ofrece como complemento, además de una breve cronología, cinco apéndices: las veintisiete «Cartas de baraja», también póstumas; los treinta y cinco fragmentos que componen «Mi retrato»; cuatro cartas dirigidas a Malesherbes en enero de 1762; la semblanza hecha por Bernardin de Saint-Pierre, evocación doméstica de los hábitos y manías cotidianas de Rousseau, y un texto del Abate Rozier. Del mismo autor en Alianza Editorial: «Del contrato social. Discursos» (CS 3800), «Emilio, o De la educación» (H 4400), «Cartas a Sofía» (H 4405) y «Las confesiones».
Jean-Jacques Rousseau puso en "Las confesiones" los cimientos de la moderna autobiografía. Las confesiones van más allá de unas simples memorias al convertir Rousseau al lector en «juez» de los hechos de su vida. Expone su testimonio sobre los elementos biográficos de un hombre que quiere desnudar su alma y su existencia hasta tal punto que está seguro de que no tendrá nunca imitadores. En "Las confesiones", Rousseau vive y revive su etapa de ilusiones infantiles y su adolescencia ambulante, en la que el amor de una mujer enciende en el joven un fuego cuyo rescoldo alienta todavía en la vejez, como queda reflejado en "Las ensoñaciones del paseante solitario", obra también publicada en Alianza Editorial. Sin embargo, no es el registro intimista o sentimental el único que tiene cabida en esta amenísima obra. Empleando como trama la lucha que sostuvo contra el destino, al aceptar las acusaciones vertidas contra su ser por considerarlas otras tantas virtudes que habían de conducirle a la gloria y volverse contra sus acusadores, Las confesiones constituye un vívido retrato de una sociedad que no sólo abrumó al niño inocente de la primera parte, sino que siguió haciendo lo propio con el hombre maduro de la segunda. Un hombre que fue perseguido de forma infatigable por todos, incluidos sus propios amigos de juventud, como Diderot, Grimm o Voltaire, que no ahorraron encarnizamientos contra su persona.
Rousseau es el autor de uno de los textos más significativos del pensamiento religioso del siglo xviii, cuyo sentido último y alcance han suscitado encendidas polémicas desde el momento mismo de su publicación. En esta Profesión de fe del vicario saboyano se trata de una forma peculiar de «deísmo» que, aun sin amortiguar nada de la dureza en la crítica a las religiones reveladas, pretende pasar por algo similar a un cristianismo (en este caso, calvinismo) liberal.
Los motivos de las contundentes afirmaciones de Rousseau tienen su raíz en el orden moral, que, a su vez, es el carácter específico de la auténtica humanidad. La religión es el fundamento de la moral y es en el mérito moral donde debe probarse su eficacia. De este modo, los verdaderos actos religiosos son los actos virtuosos, por lo que resultan indiferentes los contenidos religiosos que no tengan consecuencias para la práctica moral. Es ésta una versión de la peculiar tendencia ilustrada que ve la moral y la religión como componentes de un mismo orden básico, idea que la «teología moral» de Kant llevará a una de sus cimas, aunque la elaboración de Rousseau se distingue de ella en aspectos importantes.
Con la intención de ofrecer una visión suficiente de las convicciones fundamentales de Rousseau, este volumen ha sido concebido como un tríptico. La tabla central es la citada Profesión de fe, enmarcada entre dos textos escritos en género epistolar: la Carta a Voltaire sobre la Providencia, en la que ya en 1756 es manifiesto el distanciamiento de Rousseau respecto a las líneas más ruidosas de la Ilustración francesa; y la Carta al arzobispo de París, que ofrece una clarificación y defensa lúcidas de la obra condenada.
AUSTRAL 70 AÑOS
1ª edición.
5ª ed.
«Hubiese querido nacer en un país donde el soberano y el pueblo no pudiesen tener más que el mismo interés, a fin de que todos los movimientos de la máquina tendiesen únicamente al bienestar común; lo cual no se podría hacer a menos que el pueblo y el soberano fuesen la misma persona; de todo ello se sigue que hubiese querido nacer bajo un gobierno democrático, sabiamente temperado.»
Jean-Jacques Rousseau es una figura fundamental e inclasificable en la moderna cultura europea. Su obra amplia, original y extraña, desborda todo posible comentario y presenta un frescor y vitalidad que desafían toda conceptualización.
A la Academia de Dijon cupo la gloria de ser la destinataria de las primeras producciones de este genio y lanzarlo a la fama literaria al premiar su polémico Discurso de 1750. Cuatro años después la misma institución recibiría el segundo Discurso, pieza rigurosamente articulada, en la que su autor verá luego el surgir de su pensamiento maduro; es, indudablemente, su primera obra maestra, en la que aparecen los motivos esenciales de su filosofía. Tampoco fue bien recibida, conformando así el destino que perseguirá siempre a la obra de Rousseau. El interés por este autor aumenta de día en día y se suceden las investigaciones textuales e históricas sobre su figura.
En esta quinta edición se reúnen esos dos escritos clave con las anotaciones precisas para su comprensión. Como epílogos se incluyen los textos polémicos de mayor alcance ideológico e histórico.
El contrato social es un libro emblemático en la historia del pensamiento político occidental, un libro impulsor de revoluciones –la de 1789- y de revolucionarios –de Robespierre a Simón Bolívar y Fidel Castro–, una obra a contracorriente que ensalza, en la Europa de las monarquías absolutas, la democracia directa de las repúblicas de la Antigüedad en las que el pueblo, reunido en asamblea, legislaba. El texto, malentendido con frecuencia, lejos de encarnar los grandes principios de la democracia moderna, como se ha dicho, reniega de ellos, tanto del sistema representativo implantado en Inglaterra a raíz de la Revolución Gloriosa de 1688, como de los derechos individuales o la división de poderes auspiciada por Locke y Montesquieu. Heredero del republicanismo de Maquiavelo, Rousseau somete al individuo a la colectividad, a esa voluntad general en cuyo nombre «se les obligará a ser libres». La presente edición ofrece una nueva traducción de este clásico del pensamiento político, acompañada de un estudio introductorio que sitúa la obra y al autor en el contexto de su época.